Un sueño hecho realidad
Oscar Huete
Si pensaron que la edición 104 de las Series Mundiales captaría la atención de los millones de fanáticos del béisbol en el globo terráqueo, déjenme decirles que se equivocaron.
Los ratings de televisión que se registraron en el primer partido, con un total de 9.2, fueron más bajos en comparación de los resultados del primer partido del año pasado: 10.5 en la serie entre los Medias Rojas de Boston y los Rockies de Colorado.
Es muy cierto que los nombres hispanos que atrapaban nuestra atención en estos Clásicos ya no están y han sido sustituidos por los de Dioner Navarro, Carlos Peña, Willy Aybar, Fernando Pérez, Michael Hernández, en el equipo de Tampa, y los de Carlos Ruiz, Pedro Feliz y JC Romero, en Filadelfia.
En la historia del béisbol, han pasado grandes nombres que no han disfrutado de un partido otoñal, que no han saboreado del champagne derramado en los club house después del triunfo y muchos menos han puesto en su dedos un anillo que los acreditase como campeones mundiales.
Sin embargo, todos estos nuevos valores tienen la oportunidad en sus manos, de poder disfrutar todos los honores antes mencionados.
Presente en los dos primeros partidos que se efectuaron en la casa de los sorprendentes Rays de Tampa, todos coincidieron en sus respuestas cuando les preguntamos cómo se sentían de estar en una Serie Mundial.
Dioner Navarro
“Indudablemente, estoy súper emocionado, súper contento y dándole gracias a Dios por este momento. Lo único que nos queda es seguir jugando como lo hemos venido haciendo”.
La carrera profesional de este jugador criollo ha estado llena de muchos obstáculos. En el 2003, Sherley, su esposa, sufrió un aneurisma cerebral. En julio del 2006, el vehículo de la familia Navarro (Dioner, Sherley y su hijo, Dioner Jr.) fue golpeado por un irresponsable que se dio a la fuga, sin importarle si habían heridos. Ese mismo año, Dioner Jr., quien nació con una insuficiencia renal, fue sometido a una operación para extirparle uno de sus riñones y al inicio de esta campaña tuvo que ausentarse por unos días para acompañar a su madre Rosa, en Caracas (Venezuela), debido a que fue enviada a un cuarto de cuidados, por la misma clase de aneurisma cerebral que sufrió Sherley, cinco años atrás.
No cabe la menor duda del por qué Navarro agradece al Redentor estar participando en esta Serie Mundial.
Carlos Peña
“Es como un sueño hecho realidad. El haber jugado en conjunto durante toda la temporada, nos permite estar disfrutando de este momento”.
Este versátil jugador dominicano está en su octava temporada en las Grandes Ligas y ha vestido las camisetas de varios equipos: los Rangers de Texas, los Atléticos de Oaklands, Tigres de Detroit y Medias Rojas de Boston, siendo la campaña del 2007, con el equipo de Tampa, una de las mejores que ha tenido, cuando despachó 46 batazos sobre la cerca.
Willy Aybar
“No tengo palabras para describir este momento. Sólo agradezco a Dios por esta oportunidad, que sin duda prevalecerá por el resto de mi vida, en mi memoria”
Tras debutar con los Dodgers de Los Ángeles en el 2005, fue transferido a Atlanta al año siguiente. Lo que vino después fue una espiral de penurias.
Afectado por problemas personales y excesos con la bebida, se perdió la temporada del 2007. Pasó tres meses en un centro de rehabilitación de adicciones. También, se fracturó un hueso de la mano derecha. Atlanta le suspendió cuando no se reportó para la recuperación de sus dolencias.
Oscar Huete
Si pensaron que la edición 104 de las Series Mundiales captaría la atención de los millones de fanáticos del béisbol en el globo terráqueo, déjenme decirles que se equivocaron.
Los ratings de televisión que se registraron en el primer partido, con un total de 9.2, fueron más bajos en comparación de los resultados del primer partido del año pasado: 10.5 en la serie entre los Medias Rojas de Boston y los Rockies de Colorado.
Es muy cierto que los nombres hispanos que atrapaban nuestra atención en estos Clásicos ya no están y han sido sustituidos por los de Dioner Navarro, Carlos Peña, Willy Aybar, Fernando Pérez, Michael Hernández, en el equipo de Tampa, y los de Carlos Ruiz, Pedro Feliz y JC Romero, en Filadelfia.
En la historia del béisbol, han pasado grandes nombres que no han disfrutado de un partido otoñal, que no han saboreado del champagne derramado en los club house después del triunfo y muchos menos han puesto en su dedos un anillo que los acreditase como campeones mundiales.
Sin embargo, todos estos nuevos valores tienen la oportunidad en sus manos, de poder disfrutar todos los honores antes mencionados.
Presente en los dos primeros partidos que se efectuaron en la casa de los sorprendentes Rays de Tampa, todos coincidieron en sus respuestas cuando les preguntamos cómo se sentían de estar en una Serie Mundial.
Dioner Navarro
“Indudablemente, estoy súper emocionado, súper contento y dándole gracias a Dios por este momento. Lo único que nos queda es seguir jugando como lo hemos venido haciendo”.
La carrera profesional de este jugador criollo ha estado llena de muchos obstáculos. En el 2003, Sherley, su esposa, sufrió un aneurisma cerebral. En julio del 2006, el vehículo de la familia Navarro (Dioner, Sherley y su hijo, Dioner Jr.) fue golpeado por un irresponsable que se dio a la fuga, sin importarle si habían heridos. Ese mismo año, Dioner Jr., quien nació con una insuficiencia renal, fue sometido a una operación para extirparle uno de sus riñones y al inicio de esta campaña tuvo que ausentarse por unos días para acompañar a su madre Rosa, en Caracas (Venezuela), debido a que fue enviada a un cuarto de cuidados, por la misma clase de aneurisma cerebral que sufrió Sherley, cinco años atrás.
No cabe la menor duda del por qué Navarro agradece al Redentor estar participando en esta Serie Mundial.
Carlos Peña
“Es como un sueño hecho realidad. El haber jugado en conjunto durante toda la temporada, nos permite estar disfrutando de este momento”.
Este versátil jugador dominicano está en su octava temporada en las Grandes Ligas y ha vestido las camisetas de varios equipos: los Rangers de Texas, los Atléticos de Oaklands, Tigres de Detroit y Medias Rojas de Boston, siendo la campaña del 2007, con el equipo de Tampa, una de las mejores que ha tenido, cuando despachó 46 batazos sobre la cerca.
Willy Aybar
“No tengo palabras para describir este momento. Sólo agradezco a Dios por esta oportunidad, que sin duda prevalecerá por el resto de mi vida, en mi memoria”
Tras debutar con los Dodgers de Los Ángeles en el 2005, fue transferido a Atlanta al año siguiente. Lo que vino después fue una espiral de penurias.
Afectado por problemas personales y excesos con la bebida, se perdió la temporada del 2007. Pasó tres meses en un centro de rehabilitación de adicciones. También, se fracturó un hueso de la mano derecha. Atlanta le suspendió cuando no se reportó para la recuperación de sus dolencias.
Aybar, fue una especie de tabla de salvación, cuando el tercera base, Evan Longoria, se lesionó en agosto y el favorito al Novato del Año de la Americana se perdió casi un mes.
Fue cuando la versatilidad de Aybar, capaz de jugar en los jardines, el cuadro interior o batear de ambos lados del plato, fue aprovechada al sustituir a Longoria en la antesala.
Jugó de titular como tercera base en 30 partidos consecutivos y respondió con creces: .308 de promedio, cinco jonrones y 18 producidas.
Fernando Pérez y Michael Hernández
Fernando, de padre cubanos, nacido en New Jersey, conserva todas las tradiciones y costumbres de sus padres, incluyendo la de la comida cubana. Se unió al equipo de Tampa a inicio del mes de septiembre.
“En el poco tiempo que he estado con el equipo, se siente un ambiente increíble y estar aquí son momentos que debemos disfrutar al máximo. No todos pueden llegar a donde estamos nosotros”.
Y su compatriota, Michel Hernández, lo secunda con la misma respuesta, al escuchar que a Fernando le encanta el arroz con frijoles negros y lechón.
“Es muy difícil expresar lo que uno siente después de tantas cosas que uno ha pasado. A veces, uno quiere comparar, pero la calidad aquí es superior en todo el sentido de la palabra. Agradezco a Dios, que me permitió tomar la decisión correcta en el tiempo correcto”.
Las palabras y gestos de emoción que vemos en Hernández nos hacen imaginar cuando decidió abandonar al equipo de los Industriales, que estaba de visita por México en 1996, con el único propósito de brillar en la gran carpa.
En el equipo de los Filis de Filadelfia no hay muchos jugadores hispanos, pero los tres que están en este Clásico otoñal se han ganado toda la confianza del manager Charlie Manuel, por sus actuaciones durante la campaña.
Carlos Ruiz
“Me siento muy contento y orgulloso de poder estar aquí. Esperamos seguir demostrando que tenemos un buen equipo y sabemos que Tampa ha jugado muy bien durante la temporada, pero nuestros lanzadores están listos para frenarlos”.
Así lo expresó el panameño, quien con su valentía y su manera de dirigir a los lanzadores, lo tienen instalado en la Serie Mundial del 2008.
Pedro Feliz y J.C. Romero
“La verdad que es algo emocionante, es muy bonito estar aquí y hay pocas palabras para definir este momento. Quien juegue mejor en el terreno, se llevará esta serie y nosotros tenemos los elementos para vencerlos”.
“El solo tener la oportunidad de estar aquí jugando la Serie Mundial, es un gran honor. Somos muy pocos los hispanos, pero dejaremos en claro nuestra calidad y nuestro amor al béisbol”.
Pedro, estuvo con el equipo de San Francisco, que participó en la Serie Mundial en el año 2002, teniendo muy poca acción; es por eso que está disfrutando al máximo cada momento. Por su parte, Romero fue dejado en libertad por el quipo de Boston en el mes de junio del 2007, aquel equipo de Boston que se coronó campeón de esa campaña.
Quizás, para muchos no hay motivos para ver esta Clásico otoñal, pero para los amantes del béisbol, sí existen razones suficientes para mantenerse pegados al televisor, sin importar a qué hora finalicen estos juegos. Sencillamente, es la “Serie Mundial”.